LA ESPERANZA DE GLORIA
Cuál es nuestra esperanza? Como creyentes, que esaquello en lo que esperamos y por lo que esperamos?Para un cristiano, la esperanza constituye una granparte de su experiencia. Juntamente con la fe y elamor es una de las tres cosas que perduran (1 Cor.13:13). Pero qué es? En qué consiste? Estas son lascosas que estaremos considerando en este capítulo.Pablo ora que: “Los ojos de vuestro entendimiento seaniluminados para que sepáis cuál es la esperanza de Sullamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria deSu herencia en los santos” (Ef. 1:18). Esto esverdaderamente lo que necesitamos. Todos nosotrosnecesitamos más revelación sobrenatural acerca de lasmaravillosas cosas de Dios. Necesitamos que nuestros“ojos” espirituales se abran para ver. Necesitamosexaminar profundamente Su maravilloso plan. Luego conesta visión ardiendo en nosotros, darnos completamentea Él para que Sus propósitos puedan cumplirse ennosotros.Sin embargo, antes que podamos realmente conocer cuáles nuestra esperanza, podría ser necesario que noslibremos de algunas cosas que puedan estarsustituyendo lo que es genuino. Debemos librarnuestras mentes de cualquier mito, medias verdades oflagrantes mentiras que nos dan un concepto humanopero no revelación espiritual. Cualquier“entendimiento” que no es verdad, obstruirá nuestrahabilidad para recibir lo que es. Cualquier conceptoque no fluya del trono de Dios sino de las mentes delos hombres ciertamente nos impedirá ver su verdad.Cuando pensamos que ya conocemos algo, nuestras mentesse llenan y satisfacen haciendo muy difícil quenosotros recibamos algo más. Esta posición ciega ycerrada es especialmente lamentable si lo que pensamosser luz resulta ser solo tinieblas. Por lo tanto esimperativo tomar tiempo aquí en este escrito no solopara declarar lo que es verdad, sino también paraexaminar algunas ideas falsas muy comunes que toman ellugar de la revelación divina en las mentes de algunoscreyentes. Que el Señor tenga misericordia de nosotrospara revelar Su propia verdad así que examinemos estascosas juntos.Como hemos declarado muchas veces en este libro,nuestro Dios bondadosamente a ofrecido a cualquieraque lo desee la oportunidad de recibir Su propia vidaeterna. Una vez que poseemos esta Vida, estamosentonces en capacidad de crecer espiritualmente entodo lo que El es, llegando a ser hijos maduros.Entonces, siendo así cambiados, estaremos preparadospara entrar en una santa unión matrimonial con nuestroCreador. Por lo tanto, el verdadero mensaje delEvangelio es un mensaje acerca de nuestro destino. Esacerca de quiénes y qué podemos llegar a ser. Esacerca de un cambio de vida radical de algo terrenal aalgo glorioso. Sin embargo, de alguna manera,sutilmente estas maravillosas buenas noticias han sidoalteradas. El mensaje que con tanta frecuenciaescuchamos hoy ya no es más acerca de aquello que Diosquiere que seamos (nuestro destino) sino acerca de unlugar de llegada. El enfoque de nuestra atención hasido cambiado de lo que podemos “llegar a ser” a “ir aalgún lugar y obtener algo o algunas cosas”. En lugarde predicar y pensar acerca de lo que seremos cuandomuramos, muchos se enfocan en relación a “dondeiremos” o “qué obtendremos”.Para muchos cristianos estos días, su esperanza estáen un lugar llamado “cielo”. Eso quiere decir queestán anhelando un lugar de llegada, un domiciliodonde vivirán para siempre. Este lugar está quizás ensus mentes, un tipo de “Disneylandia” celestial queofrece muchas clases de entretenimientos y unavariedad de placeres físicos y terrenales. No solopiensan que tendrán bastante tranquilidad y gozo, sinoque también tendrán una gran mansión y una provisiónilimitada de oro para gastar en lo que ellos quieran.Naturalmente, Jesús estará allí en caso que lonecesitemos para algo. Algunos se imaginan que pasaránel tiempo jugando al golf. Para otros, quizás susesperanzas se cumplan corriendo tabla o navegando.Muchos creen que su pasatiempo favorito estarádisponible para asegurarse que estarán felices y noaburridos. Para resumir lo que muchos creen, “elcielo” debe ser como un tipo de “tierra de placeres”similar al “paraíso” musulmán.El problema con todo esto es que estas cosas no sonverdad. Esto es solo una idea imaginaria, constituidaa partir de unos pocos versículos bíblicos malinterpretados. Es un concepto humano y terrenal acercade la eternidad el cuál no es el mensaje deJesucristo. Siendo que eso no es verdad, no tienepoder espiritual. No tiene autoridad para impactarnuestras vidas de una manera real. No tiene influenciapara ligar los corazones de los hombres a lo que ellosesperan. Por lo tanto no puede servir como un anclapara el alma “dentro del velo” (Heb. 6:19), que lesayude a salir victoriosos en tiempos de tentación yprueba. Este mensaje de “una tierra gloriosa” essimplemente un sistema de pensamiento mundano yanímico el cual es impotente para impactar la vida dela raza humana. La predicación del mismo no puedesalvar las almas y “creer en él” no cambiará nuestrasvidas o actitudes. La razón para esto ya ha sidodeclarada: simplemente no es verdad. Solo la verdad deDios tiene verdadero poder.Piénselo. Tales comodidades materiales juntamente conla riqueza física y los placeres pueden ser obtenidospor la gente en esta tierra hoy día. Muchos en elmundo hoy viven obsesionados precisamente por estascosas. Quieren ir a “algún sitio” nuevo, diferente yemocionante. Quieren irse de vacaciones a algún lugarexótico u otro. La búsqueda de “cosas” es tambiéndesenfrenada. Nuevos y más grandes televisores, botes,autos, ropa y una variedad infinita de cosas es lo quemucha gente del mundo trata de conseguir y vive paraconseguirlo. Lugares donde ir, cosas y placeres sonlos intereses de este mundo, no del reino de Dios. Siestas cosas son el objetivo, por qué no buscarlas aquíy ahora? Si estas cosas son el plan de Dios paranosotros, entonces por qué no deberíamos por todos losmedios y poniendo todo esfuerzo, tratar de conseguirestas cosas hoy, en esta vida? De esta manera podemostener algunas de ellas ahora y aún más posteriormente.Pero los objetivos de la vida espiritual sondiferentes. No tienen nada que ver con un lugar dondepodamos ir o que podríamos obtener, pero sí tienemucho que ver con “quienes” podríamos llegar a ser.Las verdaderas metas espirituales no son las mismasque las del mundo.Recuerdo que hable a un grupo grande de creyentes enun país muy pobre hace algunos años. Tratando deaclararles acerca de la verdadera esperanza de gloria,la riqueza genuina que debiéramos buscar hoy, les dijealgo así como “si tener una casa grande, tresautomóviles en el garaje y mucho dinero para gastar esel cielo, entonces los Estados Unidos es el cielo”. Mequedé espantado al ver que toda la audiencia movía lacabeza afirmativamente mostrando estar de acuerdo.Para ellos, según el evangelio que habían recibido ycreían, los Estados Unidos era, sino el cielo, lo máscercano a él. Queridos hermanos y hermanas, este no esel verdadero mensaje del evangelio. Es solo una pobreidea humana de cómo será la eternidad.Posiblemente, decir que nuestras recompensas no seránfísicas o sensoriales pueda alarmar a algunos deustedes que leen esto. Puede ser que usted ya hayaestado “creyendo en” esta clase de cosas por muchosaños. No es mi intención ofenderlo. De modo que porfavor le insto, no cierre su mente, sino mas bienabrámonos a Dios, examinemos Su palabra sin prejuicioso conceptos preconcebidos y veamos lo que realmente esel plan eterno de Dios.
NUESTRA VERDADERA “MANSIÓN”
Para comenzar me parece necesario hablar a cerca delas mansiones celestiales que muchos creyentes esperanrecibir. En pocas palabras, no las hay. Así es, nohabrá mansiones, como nos las imaginamos, en el“cielo”. Ahora, yo se tan bien como usted, elversículo donde Jesús dice: “En la casa de mi Padrehay muchas mansiones” (Jn. 14:2). Pero esta es unatraducción muy deficiente. La palabra traducida como“mansiones” aquí debería ser “moradas” o habitaciones.Pablo el apóstol nos explica lo que realmente es esta“habitación”. Es nuestro nuevo cuerpo glorificado elcual recibiremos. 2 Corintios 5: 1-4 dice: “Porquesabemos que si nuestra casa terrenal, esta tienda,fuera destruida, tenemos de Dios un edificio, una casano hecha de manos, eterna en los cielos. Por estogemimos, deseando fervientemente ser revestidos denuestra habitación que es del cielo, si por cierto,habiendo sido vestidos, no seremos hallados desnudos.Porque nosotros que estamos en esta tienda gemimos,siendo agobiados, no porque queramos ser desnudados,sino vestidos aún más, para que la mortalidad puedaser absorbida por la vida (ZOE)”. Usted ve, nuestranueva “casa” o habitación será nuestro nuevo cuerpo.No tiene nada que ver con un edificio o casa física.No es una mansión. El “lugar” que Jesús nos estápreparando es nuestro cuerpo celestial en el quemoraremos por la eternidad. Este cuerpo glorificadoque recibiremos es la única “mansión” que obtendremos.Por favor note usted que en el versículo uno esta“casa” está “en los cielos” pero en el versículo dosvemos que cuando la recibimos no está más en el cielosino que es “del cielo”.La eternidad no tendrá “habitación” separada para cadauno. El concepto cristiano moderno de que la NuevaJerusalén esté dividida en subdivisiones oapartamentos es erróneo. Yo he escuchado aún acreyentes haciendo cálculos basados en las medidas dela ciudad para averiguar cuánto “espacio” tendrá cadauno. La Nueva Jerusalén no es un cubo que pudieradividirse en muchos compartimentos para vivir. Aúncuando la altura, la profundidad y la anchura soniguales no es un cubo. Más bien, es una montaña. Heb.12:22 dice: “sino que os habéis acercado al Monte deSión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén lacelestial,…”.En la eternidad, viviendo en la nueva tierra, no habránecesidad para un tipo de casa terrenal. Nonecesitaremos dormir, ya que no habrá nunca noche ocansancio (Ap.21:25). Por lo tanto no habrá necesidadde dormitorios. No necesitaremos cocinar comida, demodo que las cocinas no serán necesarias. Nonecesitaremos usar el cuarto de baño, consecuentementeeste lugar también será innecesario. No habránecesidad de privacidad ya que todo estará abierto yexpuesto a todos. La Nueva Jerusalén en su totalidades “diáfana como el cristal” (Ap. 21:11) allí no haynada escondido. No hay paredes interiores, barreras orincones oscuros en los cuales esconderse. No habrálugar donde “retirarse” a hacer algo que usted noquiere que otros vean. No habrá deseos de “tener algode privacidad” en relación a otros ni en relación aDios mismo. No habrá cosas que dividan, nada escondidou oscuro, no habrá grupos especiales o secretos. Siesto no le atrae quizás todavía tenga dentro de sucorazón áreas de pensamiento o deseo que no han sidotraídas a la luz de Dios. Quizás usted estánecesitando una más profunda obra de limpieza delEspíritu Santo para traer todo lo que usted es a estaluz. De esta manera y solo de esta manera, ustedestará preparado para vivir en la presencia de Diospor la eternidad.Cuando nuestro Señor venga, toda resistencia, todaoscuridad, toda indecisión de nuestra parte de tenerintimidad con El quedará completamente expuesta.Cualquier temor, cualquier rebelión, dentro denuestras almas o falta de amor por El y solamente porEl llegará a ser totalmente evidente a nosotros mismosy a todos los demás. Hoy lo vemos sólo por “espejooscuramente” (1 Cor. 13:12). En aquel día loconoceremos a El cara a cara. En la pura yresplandeciente luz de Su rostro todo se veráexactamente tal cual es. Cuando El aparezca, cualquierforma cómo nos hayamos engañado a nosotros mismos,esperando estar bien con Dios aún cuando no nossentíamos bien, se verá por lo que es. Cualquierexcusa que hayamos inventado para no buscarlo con todonuestro corazón y no hacer Su voluntad, será revelada.Todos los secretos de nuestro corazón se pondrán demanifiesto.
JESUS VIENE POR SU NOVIA
Jesús viene por Su novia. El está viniendo por aquellacon quien se desposará. Esto nos habla de granintimidad. El Cantar de los Cantares de Salomón dice:“El rey me ha hecho entrar en Sus cámaras”. Pero qué“cámara” es esta? Es Su oficina? Podría tratarse de Susalón del trono? No, es la cámara de dormir. Estafigura del lenguaje nos habla de una intimidadincomparable. Está usando lenguaje humano paradescribir nuestra futura unión espiritual con Cristo.No habrá secretos allí. No habrá nada escondido oencubierto. Recuerda usted el capítulo uno dondehablamos a cerca de la primera boda, el matrimonio deAdán y Eva? Allí en ese capítulo profético a cerca dela futura “boda”, la palabra de Dios dice que “ambosestaban desnudos y no se avergonzaban” (Gn.2:25). Quées lo que esto significa para nosotros? Se refierejustamente al tema que estamos tratando. Habla deestar completamente al “descubierto”, o sea que todoes totalmente abierto, expuesto y a la luz. Sinembargo, en este estado de “desnudez” no estabanavergonzados. Esto es porque no tenían nada queocultar. Sin embargo, cuando cayeron en pecado, estagran comodidad que experimentaban en relación a laapertura y la transparencia, se desvaneció. A causa desu pecado, ellos de pronto sintieron la necesidad decubrirse y esconderse.Qué hay de usted? Se sentirá cómodo con una intimidadtal con Dios cuando El venga? Se sentirá usted felizde saber que El conoce todo a cerca de usted, todassus acciones, actitudes y palabras? Está ustedviviendo hoy en esta clase de transparencia auténticae intimidad con El? Ha confesado todo? Ha traído todoa Su luz para que lo examine y juzgue? Está ustedviviendo diariamente en este tipo de “desnudez”espiritual con El? Si no es así, entonces usted seavergonzará en Su venida (1Jn.2: 28). Usted se sentiráavergonzado y querrá esconderse. Usted estarátremendamente atemorizado de encontrarse con El,sabiendo que todo será expuesto. Muchos cristianosinsisten que están esperando ansiosamente el díacuando Jesús venga. Dan voces, cantan y oran por Suaparición. Pero cuando el cielo se abra y El comiencea aparecer, mucha de esta misma gente comenzará abuscar un lugar para esconderse. De pronto se daráncuenta de su verdadera condición interior. Su pecado,que han estado escondiendo de ellos mismos y de otros,rápidamente llegará a ser obvio. Cualquier “jugar a laIglesia” o aparentar estar en mejor estado espiritualdel que realmente están se mostrará completamente a laluz de Su rostro. Isaías 33:14 dice: “Los pecadores enSión están atemorizados; espanto a sobrecogido a loshipócritas”. Estos serán aquellos que estarán buscandoun lugar para esconderse.No habrá montones de oro o plata en la Nueva Jerusalénesperando que los gastemos. No habrá necesidad dedinero. No habrá tiendas en las cuales gastar niproductos para comprar. No habrá ninguno tratando deusar las necesidades del otro para enriquecerse a símismo. No habrá ninguno que tenga necesidad o algunoque esté tratando de tener más que otro. De hecho notendremos necesidades en absoluto. Dios mismo serátodo lo que querremos o deseemos tener. Allí, ningunonecesitará o querrá entretenimiento, pasatiempos oplaceres sensuales. Cualquier diversión de ese tiposimplemente sería una distracción de la maravillosapresencia de Dios.No estoy diciendo que no habrá placer de ningún tipo.De hecho, estoy completamente seguro que estar conJesús será la experiencia más placentera que ningunopodría jamás imaginar. Ciertamente, en Su presenciahay “plenitud de gozo” y “a Su diestra hay deliciaspara siempre” (Sal.16:11). Es solo que estos placeresserán diferentes. Serán espirituales, no terrenales.Las cosas y alegrías de esta tierra, a las que nosaferramos tan desesperadamente, no serán nada paranosotros y aún hoy no son nada en comparación a lo queDios tiene para dar. Es nuestro privilegio hoy díatener un “goce anticipado” o una pequeña muestra deestas realidades espirituales. Aquí y ahora podemosabandonar nuestro apetito de placer terrenal, sensualy aprender como disfrutar de Dios mismo. Este disfruteno es algo diferente de lo que conoceremos en elfuturo, sino sólo una muy pequeña muestra de lo real.
NUESTRO GALARDÓN SOBREMANERA GRANDE
Ciertamente es verdad que Jesús nos enseñó a hacernostesoros en el cielo (Mt. 6:20). Y también, que“nuestra esperanza nos está guardada en los cielos”(Col.1:5). Pero hay otro hecho que debemos sercuidadosos en recordar. Jesús claramente dice quecuando El venga, estará trayendo este “galardón” conEl a la tierra. El dice: “he aquí, vengo pronto, y migalardón conmigo (Ap.22:12). Nuestro “galardón” puedeestar en el cielo ahora, pero no se quedará allí. Serátraído a la tierra a la venida de Jesucristo. Y qué eseste galardón? Ya que no será plata u oro u otra clasede riqueza terrenal, qué podría ser? Es significativoque Dios dijera a Abraham, “Yo soy tu escudo y tugalardón sobremanera grande (Gn.15:1). Usted ve, Diosmismo es nuestro galardón. El y solamente El seráAquel de quien gocemos. Nuestro galardón no es unlugar de llegada como el cielo (o aún una nuevatierra). No es riqueza como oro o plata. Es unaPersona. Es la oportunidad de entrar abierta yplenamente en Su presencia y disfrutar de todo lo queEl es. Más aún, como vimos en el capítulo 7 acerca delTribunal de Cristo, nuestra habilidad para disfrutarde este galardón, que podría entenderse como el“tamaño” de este galardón, será regido por nuestramadurez espiritual.Se siente usted decepcionado por esto? Le parece comoque está usted siendo engañado en cuanto a lo queusted ha estado deseando? Ha estado usted esperandootros muchos entretenimientos y placeres? Ha puestousted su corazón en tener una mansión en los cielos?Entonces eso es una señal que usted aún no conocerealmente a Dios como debe conocerlo. Sus ojosespirituales aún no han sido abiertos para ver.Todavía usted está atado a una comprensión humana yterrenal de la eternidad. Pero déjeme declarar estocon toda franqueza: Dios es todo! El es todo lo quejamás querremos o necesitaremos. El es el creador detodas las “cosas” que valoramos tanto. El es muchísimomás grande que nuestros pequeños “placeres” terrenalescomo para hacerlos ver en comparación ridículos einsignificantes. El es todo en todo. En Su asombrosa,intensa y gloriosa presencia no pensaremos en nada másy si lo hacemos, será solo para avergonzarnos de ello.Verdaderamente Dios mismo será nuestro galardón“sobremanera grande”.Sin duda, cuando estemos con Jesús, habrá muchas cosaspara que nosotros hagamos. Sin embargo, no serán estascosas las que nos darán satisfacción. No serán lasactividades ni los lugares los que constituiránnuestro galardón o nuestra satisfacción. No losmiraremos como una fuente de entretenimiento odiversión. Mas bien, estando completamente satisfechoscon nuestro Dios, también encontraremos gozo enservirle y colaborar con El haciendo Su voluntad en eluniverso. Estas actividades no serán la fuente denuestra felicidad sino el resultado del deleite quetengamos en nuestro Señor. Nuestra atención y nuestrosdeseos estarán plenamente enfocados en El en vez decualquier cosa que pudiéramos hacer, lugar dondepudiéramos ir o cualquier cosa que El nos pudiera dar.Nuestra relación con El, nuestro íntimo disfrute de Supersona regirá la totalidad de nuestro afecto. Ningunaotra cosa jamás se comparará o interferirá el placerde esta intimidad indescriptible.
MI HERMANA, MI ESPOSA
Quizás usted se acuerde de cómo hablamos en el primercapítulo acerca de Adán, juntamente con Dios, buscandouna compañera adecuada. Primero buscaron entre losanimales. Examinaron a cada uno, para ver si podríasatisfacer los requisitos. Ninguno era adecuado,porque ninguno de ellos era igual que Adán. Entonces,después que Dios hizo a Eva, Adán se despertó, la vioy exclamó: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carnede mi carne” (Gen.2:23). De la misma manera, nuestroSeñor Jesús está buscando una esposa. Pero ellatambién debe ser lo mismo que El es. Ella debe tambiéncomplementarlo en toda forma. Ella debe ser “hueso desus huesos” y “carne de Su carne” espiritualmentehablando. Ella debe ser de Su propia vida ynaturaleza. Para lograr este propósito, Dios puso Supropia vida a disposición del hombre. Cuando recibimosesta vida, entonces ingresamos a la familia de Dios.Llegamos as ser un nuevo tipo de criatura eterna, unhijo del Altísimo.Cuando Cristo vino a la tierra, El fue “el unigénito”Hijo de Dios (Jn.3:16). Esto quiere decir que El erael único “hijo” que Dios había producido. Sin embargomás tarde esto cambió. El Padre ha engendrado ahoramuchos más hijos. Hoy día a Jesucristo ya no se lellama más el “unigénito” sino el “primogénito entremuchos hermanos” (Rom.8:29).Muchos cristianos nuevos y aún no creyentes preguntan,“con quien se casaron los primeros hijos de Adán yEva?”. Sin duda la respuesta debe ser que ellos secasaron con una de sus propias hermanas. No habíaotras opciones disponibles. No había otras personascon las cuales formar pareja. Ya que en aquellos díasla gente vivía cientos de años. Había bastante tiempopara que Adán y Eva tuvieran muchos, muchosdescendientes. Es interesante que Jesús también secasara con Su “hermana” espiritualmente hablando. Enel Cantar de los Cantares (4:9,10,12) El llama a sunovia “hermana mía, esposa mía”. Ella tiene el mismoPadre. Ella es de la misma familia, la familia deDios. Ella participa de la misma vida eterna como El.El debe casarse con Su hermana ya que no hay otrasalternativas. No hay otros seres eternos disponiblesde los que pudiera escoger para engendrar hijos.La novia de Cristo no solo debe tener la misma“especie” de vida, sino que ella también debe poseerla misma naturaleza. Ella también debe ser santa. Ellatambién debe ser pura y sin pecado. La Escritura nosenseña que Jesús presentará a Su novia a Sí mismo,“una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arrugani cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”delante de El en amor (Ef.5:27). El perdón de Dios nosabre el camino para recibir la vida de Dios. Y la vidade Dios es la agencia a través de la cual podemos sertransformados a la naturaleza de Dios. Podemos y porcierto debemos, “llegar a ser participantes de lanaturaleza divina, habiendo huido de la corrupción quehay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2P.1:4). Esta naturaleza santa es también un requisitopara el matrimonio. Por dentro debemos ser comoCristo. Si no somos como El, cómo podremos unirnos enesta unión íntima con El? La Biblia dice, “Aquel quetiene esta esperanza dentro de sí, se purifica a símismo, así como El es puro” (1 Jn.3:3).Para que haya un matrimonio del Cordero y Su novia,ella debe tener la misma vida y la misma naturaleza.Pero todavía hay otro requisito, ella debe tener lamisma clase de cuerpo. De esto también se ha ocupadoel Señor. Un día cuando El venga por nosotros,entraremos a la gloria. Esto significa que nuestroscuerpos serán glorificados para ser como el Suyo. Porfavor ponga cuidadosa atención a este hecho. Hablandobíblicamente, “la gloria” no es un lugar. Es un estadode ser. No es un lugar al cual iremos sino unacondición a la cual seremos transformados. Loscristianos no están anticipando estar en “una tierrade gloria” o “cielo” sino a ser glorificados. Esta esnuestra esperanza. Nuestra esperanza no está en dondeiremos sino en lo que seremos transformados. Loscristianos no están anticipando estar en “una tierrade gloria” o “cielo” sino a ser glorificados. Esta esnuestra esperanza. Nuestra esperanza no está en dondeiremos sino en lo que seremos. No es una esperanza deir a “algún sitio” sino de llegar a ser algo glorioso.Colosenses 3:4 dice: “Cuando Cristo quien es nuestravida aparezca, entonces ustedes también aparecerán conEl en gloria”.Si deseamos saber cómo será este cuerpo, sólonecesitamos mirar la primera parte del libro deApocalipsis. Allí leemos cómo Jesús se ve “en gloria”,en Su estado glorificado. “Su cabeza y Sus cabelloseran blancos como blanca lana, como la nieve, y Susojos como llama de fuego; y Sus pies eran semejantesal bronce bruñido, como refinado en un horno y Su vozcomo el sonido de muchas aguas…Su rostro era como elsol brillando en su fuerza” (Ap.1:14-16) Esta figura,aterradora, flamígera, brillante es nuestro Señor engloria. Es Jesús en Su cuerpo glorificado. Esteespectáculo fue tan intenso que nuestro hermano Juan“cayó a Sus pies como muerto” cuando lo vio (Ap.1:17).Esto, hermanos y hermanas, es verdadera gloria! Estatambién es nuestra esperanza, que seremos glorificadospara ser como El. 1 Juan 3:2 dice: “cuando El semanifieste, seremos semejantes a El, porque le veremoscomo El es”. Nuestro cuerpo será cambiado “en uninstante, en un abrir y cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52)para ser exactamente como El es. La Escritura nosenseña que “aquellos que son sabios brillarán como elresplandor del firmamento, y aquellos que hacen volvera muchos a la justicia, como las estrellas a perpetuaeternidad” (Dn, 12:3).Es interesante que este nuevo cuerpo está “enconstrucción” ahora mismo. El está “preparando” estelugar para nosotros. Posiblemente esto estérelacionado con nuestro crecimiento espiritual. Esprobable que cuanto más maduremos espiritualmente,tanto más glorioso llegue a ser nuestro cuerpoespiritual. Entonces cuando Jesús aparezca, nuestronuevo cuerpo glorificado aparecerá en exacta armoníacon lo que somos interiormente.
LA ESPERANZA DE GLORIA
Esta, queridos amigos, es nuestra esperanza. Es laesperanza de gloria. No es la esperanza de llegar aalgún lugar sino de nuestro destino. No es unaesperanza de donde podríamos ir o que podríamosobtener, sino de llegar a ser todo lo que Cristo es.Cómo necesitamos una revelación de esta verdad!. Cómonecesitamos “contemplar Su gloria” (Jn.1:14) como lohicieron los primeros discípulos. Sin una revelaciónde la gloria de Jesús, no tenemos esperanza. Si sólopensamos en recompensas físicas tales como lugares ocosas, estamos desprovistos de una relación auténticaque cambie nuestras vidas. Pero una vez que veamos lagloria de Dios, una vez que veamos lo que significaser glorificado, una vez que vislumbremos la gloriadel siglo venidero, entonces ciertamente desecharemostodo “peso y el pecado que tan fácilmente nos enreda”(Heb.12:1). Cuando hemos visto “la gloria” ya nada másimporta. Cuando vemos lo que realmente se nos estáofreciendo todo lo demás palidece en comparación.La esperanza bíblica es “la esperanza de gloria”. Nos“regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios”(Rom. 5:2). Esta esperanza es resultado de larevelación. Cuando Dios nos revela Su gloria, entoncesy sólo entonces sabremos qué es lo que nos espera ydebemos anhelar. Es entonces que nos damos cuenta cuáles “la esperanza de nuestro llamado”(Ef. 1:18). Es entonces que tenemos entendimientoespiritual. Esta revelación de la gloria de Dios queva a ser nuestra herencia por cierto sirve como un“ancla” para nuestras almas.Es una revelación que cautiva nuestras mentes ycorazones de modo que ninguna otra cosa podría jamásparecer mejor. Cualquier costo que tuviéramos quepagar para lograr este objetivo, bien vale la pena.Pablo dice que él “considera que los sufrimientos deltiempo presente son nada comparados con la gloria queserá revelada en nosotros” (Rom.8:18).En el anterior capítulo hablamos de quien realmente esJesucristo. El es el Hijo encarnado. El es la imagendel Dios invisible. El es el instrumento a través delcual el padre se revela a Sí mismo al universo, el“resplandor de Su gloria y la imagen expresa de Supersona” (Heb.1:3). Pero aquí en la Palabra de Diosleemos acerca de una esperanza aún más increíble ygloriosa. La Biblia dice que podemos ser cambiados aesta misma imagen. 2 Corintios 3:18 dice: “Pero todosa cara descubierta, contemplando y reflejando como enun espejo la gloria del Señor estamos siendo cambiadosa la misma imagen, de gloria en gloria, aún como porel Espíritu del Señor”. Qué increíble! Cuáninimaginablemente maravilloso! Nosotros, pequeños einsignificantes seres humanos, podemos sertransformados a la “misma imagen”, la imagen del Diosinvisible. Nosotros no solo podemos contemplar Sugloria hoy, sino que a través de este contemplarpodemos ser cambiados en aquello que vemos de un gradode gloria a otro grado de gloria podemos sertransformados en lo que El es. Esto es realmenteesperanza. Esto es algo en lo cual podemos establecerfirmemente nuestra esperanza. Esto es algo que valemás que nada en el universo. Esto es algo que valetodo el esfuerzo que hagamos para obtenerlo. Es algopor lo que vale la pena renunciar a cualquier cosa,negarnos cualquier cosa, algo por lo que vale la penaaún renunciar a nuestras propias vidas para obtenerlo.Esto es todo un contraste con las pobres y mezquinasideas humanas acerca de lo que será la “tierra degloria” o los deseos de placeres terrenales.En Juan 17:21,22 tenemos una referencia de Jesúsorando al Padre. El no está orando por Sí mismo sinopor nosotros. Esta oración es de lo más increíble. Eldeclara que “la gloria que me diste, yo les he dado”.Y con qué propósito nos está dando Su propia gloria?Es para que “seamos uno; como tu, oh Padre, en Mí, yyo en Tí, que también ellos sean uno en Nosotros”. Pormuchos años creí que Jesús oraba por la unidad entrelos cristianos. Hoy tengo un punto de vista muydiferente. Ahora veo que El está orando para quenosotros participemos en la unión que El tiene con SuPadre. El deseo de Su corazón es que nosotroslleguemos a ser “uno” con El tal como El es uno con Supadre. El está pidiendo que se de una unión espiritualy gloriosa entre El mismo y aquellos que lo aman ysiguen. Esta unión, esta intimidad es tan increíbletan grande que es difícil imaginar que pudiera serverdad, El está abriendo el camino para queparticipemos en la unión y comunión que El tiene conel Padre. El Padre en El y El en nosotros, para queesta santa e increíble unidad entre el Padre, el Hijo,y la novia pueda ser hecha perfecta.
TODO LO QUE EL ES
Dios es infinito. El es eterno. Su creatividad esilimitada. Su poder no tiene limites. Su hermosura esinsuperable y Su gloria asombrosamente brillante.Nuestro Rey es totalmente afable, generoso, amante,justo y bueno. El es Aquel que ha hecho todo lo queexiste y aún hará todo de nuevo de una manera nueva.(Ap. 21:5). No hay otro ser en el universo que sepueda comparar con siquiera la más pequeña fracción detodo lo que El es. La palabra de Dios nos enseña todasestas cosas. Sin embargo, en la Biblia también podemosdescubrir lo que se llama “buenas noticias”. Es unhecho tan bueno que es casi increíble, sin embargo esverdad. Y es que Dios no está guardando todo esto paraSí mismo. El tiene un deseo en lo profundo de Sucorazón de compartir todo esto con los hombres. El hainvitado a aquellos que tienen la disposición desometerse completamente a El, a venir y participar detodo lo que El es. El plan de Dios es que nosotros,simples seres humanos, podamos entrar y participar detoda la gloria divina, naturaleza y autoridad. Podemosaún sentarnos con El en Su trono (Ap. 3:21). Esto noes decir que sólo podemos sentarnos un poco en suregazo. Esto significa participar en el gobierno deluniverso con Dios. Tal como una novia, después decasarse, puede participar de todo con su esposo, asítambién nosotros estamos invitados a participar detodo lo que Dios tiene y es. Una esposa comparte elhogar de su esposo. Tiene acceso a sus recursosfinancieros. Participa de su posición social. En unmatrimonio correctamente establecido, porque ella estásometida a el, ella tiene acceso no solo a todo lo queel tiene sino también a todo lo que el es. Asítambién, nosotros hemos sido llamados a ser la noviade Cristo. Dios en Su gracia nos está abriendo elcamino para llegar a ser participantes con El de Sugloria y reino.Oh, cómo necesitamos visión espiritual! Cómonecesitamos que nuestros “ojos” se abran para ver loque puede ser nuestro futuro! Necesitamos ver la meta.Necesitamos desesperadamente entender que es aquelloen lo cual estamos esforzándonos por entrar. Pablo,orando por los cristianos de su día pide que: “el Diosde nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os deespíritu de sabiduría y de revelación en elconocimiento de El, siendo iluminados los ojos devuestro entendimiento, para que conozcáis cuál es laesperanza de Su llamado, cuales son las riquezas de lagloria de Su herencia en los santos” (Ef.1:17, 18).Qué riquezas! Qué gloria puede ser nuestra herencia!Si solamente pudiéramos ver tan solo una pequeña partede esta realidad espiritual, abandonaríamos todo lodemás y correríamos sin impedimentos tras El.Hermanos y hermanas, podemos ser la novia de Cristo!Podemos ser transformados para ser como El de modo quepodamos entrar en una unión matrimonial con El. De ungrado de gloria a otro grado de gloria tenemos laposibilidad incomparable de entrar y tomar posesión deesta buena tierra. Podemos llegar a ser “hueso de Suhueso” y “carne de Su carne”, espíritu de Su espíritu,vida de Su Vida, naturaleza de Su naturaleza divina.Podemos y llegaremos a ser tal como El es. “Perosabemos que cuando el sea revelado, seremos como ElPorque le veremos como El es. Y todo aquel que tieneesta esperanza en El se purifica a sí mismo, como Eles puro” (1 Jn.3:2,3).Qué hay de usted? Está teniendo un goce anticipado deesta experiencia hoy? Su enfoque y deleite está enJesús o está usted buscando satisfacción en placeres yexperiencias terrenales? Su corazón, su alma, su mentey su fuerza están dedicados totalmente a vivir enintimidad amorosa con Jesús? Quizás sería bueno quetodos nosotros nos detengamos un momento aquí ycontemplemos estas cosas. Como hemos estado viendo,nuestra relación con nuestro Dios es el factor másimportante en nuestras vidas. Nuestra relación de amorcon El es lo que nos llevará a toda la madurezespiritual que necesitamos para obtener todas las“recompensas” espirituales que vendrán. Comparado conesto, todo lo demás es solo una sombra vacía. Hoy esel día para arrepentirnos sino estamos viviendocompletamente para El. Hoy es el tiempo de oír Su vozy volver a nuestro primer amor. Después que Jesúsvenga, no habrá otra ocasión. No habrá una segundaoportunidad. Dios nos está llamando, está extendiendoSu misericordia y gracia hoy a cualquiera y a todoaquel que responda. Ninguno es demasiado débil.Ninguno es incapaz. Su poder está disponible acualquiera y todo aquel que está dispuesto a oír Suvoz y entregarse completamente a El. Hoy es el día desalvación. La invitación ha sido dada. “El espíritu yla esposa dicen ‘Ven!’ Y el que oiga diga, ‘Ven!’ Y elque tenga sed, venga. Y el que quiera, que beba delagua de la vida gratuitamente” (Ap.22:17). Esta es lamaravillosa oferta de Dios. Si la descuidamos, seremoslos más insensatos de todos los hombres. En la NuevaJerusalén, no hay necesidad de ninguna luz. El Diosinvisible está allí iluminándolo todo con Su gloria.Esta luz está siendo sostenida y exhibida por la“lámpara” que es el Cordero de Dios (Ap. 21:23). LaSanta Ciudad entonces funciona como una granexhibición del carácter de Dios y Sus obras, a travésde las cuales esta luz irradia. Todos los creyentestransformados simbolizados por las muchas piedraspreciosas que componen el “muro” de la ciudad, sehabrán convertido en un tipo de exhibición ante eluniverso. El multifacético carácter de Dios se verá através de la personalidad de cada uno. Lasmaravillosas obras de Dios que El ha hecho en lasvidas de todos “los justos hechos perfectos” (Heb.12:23) estarán disponibles para que cualquiera lasvea. El inimaginable amor, misericordia y gracia deDios se exhibirá. La Biblia nos enseña que “la mujeres la gloria del hombre”, o sea de su esposo (1 Cor.11:7). Por lo tanto, esta gloriosa “mujer”, la esposade Cristo, servirá como una expresión amplia ycelestial de todo lo que Cristo es y ha sido paraaquellos que son parte de ella. Por cierto, “El vendrápara ser glorificado en Sus santos, y admirado entodos aquellos que creen” (2 Tes. 1:10) un día habráuna boda gloriosa y celestial. Estará usted allí?Estará usted preparado para tomar parte en ella? Lossabios de corazón se prepararán. Pagarán cualquierprecio que sea necesario para estar en ella. Estaránallí cuando la “voz de una gran multitud, como elestruendo de muchas aguas y como el sonido depoderosos truenos” anuncie “porque han llegado lasBodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado (Ap.19:6,7).
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